sábado, 29 de septiembre de 2012

Y trae la llama


[...]
Despierta,
has de pintar nuevas constelaciones
para que navegantes extraviados en la noche
encuentren el camino que les acerca al mañana
en el que Prometeo burla al dios y trae la llama. 
[...]
Ismael Serrano. Despierta
Cuadro Ana Medem.

miércoles, 19 de septiembre de 2012

Anatomía del miedo. Un tratado sobre la valentía. José A. Marina




Tanto el respeto como la justicia nos imponen deberes,y aquí tropezamos con algo que hemos olvidado. La obligación de comportarnos justa, respetuosa, valientemente no afecta sólo a nuestro trato con los demás, sino también al trato con nosotros mismos. Si no debemos atentar contra la dignidad de otra persona, tampoco debemos atentar contra la nuestra. Si la dignidad implica libertad, no podemos abdicar de nuestra libertad, por ejemplo mediante las adicciones o la cobardía; si la dignidad implica conocimiento, no podemos permanecer en la ignoancia; si la dignidad implica rechazar la tiranía, no podemos claudicar ante nuestros tiranos interiores.


La Valentía es la virtud del despegue; porque nos permite pasar del orbe de la naturaleza, sometido al régimen de la fuerza, al orbe de la dignidad que está por hacer, y que deberá regirse por el régimen de la dignidad. Es también la virtud de la fidelidad al proyecto, porque nos permite perseverar en él a pesar de los pesares. Para que cumpla esas funciones, debo transfigurar mis facultades naturales en facultades éticas, la fiereza en valor, la razón egoísta en razón compartida, y estos saltos son difíciles.

[...]

lunes, 3 de septiembre de 2012

Nada que lograr




       Quizá la parte más difícil de la práctica espiritual, y la más problemática para entender, es que al hacer el trabajo espiritual, como lo que es la práctica de meditación, en verdad no hay nada qué conseguir. No hay nada qué obtener. Y eso es tan antitético a nuestro modo acostumbrado de vivir, en el cual todos nuestros haceres están orientados hacia algún tipo de respuesta, algún tipo de acción, algún premio, por decirlo así. Pero en la práctica espiritual, no hay nada qué lograr.

Robert K. Hall