Una muerte y yo un hombre.
Un hombre solo, y ella
una muerte pequeña.
Prado mortal de luna.
La nieve gime y tiembla
por detrás de la puerta.
Un hombre, ¿y qué? Lo dicho.
Un hombre solo y ella.
Prado, amor, luz y arena.
Federico García Lorca
(...)
(¡Tan bello era todo, tan nuestro era todo, tan vivo era todo!)
Y cuando creas que todo ante ti perfecciona tu muerte,
abre los ojos:
El trágico hachero saltaba los montes,
llevaba una antorcha en la mano, incendiaba los bosques nacientes.
El río volvía a mojar las orillas que dan a tu vida.
El prodigio era tuyo y te hacías así vencedor de la muerte.
José Hierro.
Fotograma La dama y la muerte.
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