martes, 13 de septiembre de 2011

La vieja canción del agua.



Comencé a cantar entre dientes por obedecer en la oscuridad absoluta que no había hasta entonces conocido, la vieja canción del agua todavía no nacida, confundida con el gemido de la que nace; el gemido de la madre que da a luz una y otra vez para acabar de nacer ella misma, entremezclado con el vagido de lo que nace, la vida parturiente. Me sentí acunada por este lloro que era también canto tan de lejos y en mí, porque nunca nada era mío del todo. ¿No tendría yo dueño tampoco?
La música no tiene dueño, pues los que van a ella no la poseen nunca. Han sido por ella primero poseídos, después iniciados. Yo no sabía que una persona pudiera ser así, al modo de la música, que posee porque penetra mientras se desprende de su fuente, también en una herida. Se abre la música sólo en algunos lugares inesperadamente, cuando errante el alma sola, se siente desfallecer sin dueño. En esta soledad nadie aparece, nadie aparecía cuando me asenté en mi soledad última (...).

María Zambrano.
Fotografía Alfonso Cruz.

2 comentarios:

  1. Sin querer ser alguien pesado al que no se le ha invitado, pero con el ánimo cierto de agradecer este blog y a quien lo escribe, quería dejar aquí dos pensamientos de María Zambrano, malagueña como yo, que pueden complementar las poesías que nos regalas:

    "Y la poesía pura fue a establecer, desde el lado opuesto del romanticismo pero con más profundidad, con más derecho, diríamos, el que la poesía lo es todo. Todo, entendamos, en relación con la metafísica; todo en cuanto al conocimiento, todo en cuanto a la realización esencial del hombre. El poeta se basta con hacer poesía, para existir; es la forma más pura de realización de la esencia humana"


    "El arte parece ser el empeño por descifrar o perseguir la huella dejada por una forma perdida de existencia."

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  2. Y un poema suyo, sobre el agua:

    El agua ensimismada
    piensa o sueña?
    El árbol que se inclina buscando sus raíces,
    el horizonte,
    ese fuego intocado,
    ¿se piensan o se sueñan?
    El mármol fue ave alguna vez;
    el oro, llama;
    el cristal, aire o lágrima.
    ¿Lloran su perdido aliento?
    ¿Acaso son memoria de sí mismos
    y detenidos se contemplan ya para siempre?
    Si tú te miras, ¿qué queda?

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